Sentimiento de Pasión de Pedro Fernández Artesano Bordador
Sentimiento de Pasión de Julián Jiménez Martín. Hermano de la Hermandad nazarenos de Jesús Redentor ante Caifas y Nuestra Señora de la Estrella, Hermano de la Cofradía de Nuestra de las Angustias, Devoto de la fevorosa Virgen de Nuestra Señora de la Zarza (Muñana), Hermano de la Cofradia penitencial de Jesús Amarrado a la Columna y Nuestra Señora de los Dolores (Muñana) y apasionado aficionado a la Semana Santa y al Mundo Cofrade
Sentimiento de Pasión de Mª del Carmen Formoso San Segundo (Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de nazarenos de Jesús Redentor ante Caifás y Nuestra Señora de la Estrella de Ávila)
Pararse para hacer una reflexión sobre lo que significa o se siente durante la semana santa no es una tarea fácil, y más si trata de una persona como yo que la vive en varias facetas y la tiene presente durante los 365 días del año. No recuerdo muy bien como llegue a formar parte del mundo de las cofradías, pero si recuerdo que ya desde muy pequeño estaba enredando y participando dentro de las mismas, tanto aquí en Ávila como en otras localidades.
El concepto de semana santa tal y como yo lo entiendo, va mucho más lejos que unos días en los que podemos ver a las distintas hermandades y cofradías hacer una manifestación pública de Fe o procesión. Como cristiano que soy, me considero una persona que admira y respeta profundamente la figura de Jesús de Nazaret, como Dios y como hombre, y un enamorado de la Stma Virgen María, por ello en mi caso me gusta dedicar diariamente parte de mi tiempo a intentar comprender la misión y el mensaje de Cristo y no solo hacerlo durante esos días. Se puede vivir muy intensamente la semana santa y todo lo que la rodea, pero si no conoces la esencia y el porqué de la misma no has entendido nada.
Actualmente soy hermano en la ciudad de Ávila de la Hdad de Ntra. Sra. de la Esperanza y de la Hdad de Ntra Sra de la Estrella desde su fundación, de la Hdad de Ntro Padre Jesús cautivo y Mª Stma de los Dolores de la localidad gaditana de Chipiona y hermano desde hace décadas de la Real, Ilustre y Fervorosa Hdad Sacramental, Ánimas Benditas y Cofradía de nazarenos de Ntro Padre Jesús de la Salud y Mª Stma de las Angustias Coronada (LOS GITANOS) de Sevilla. Curiosamente es en esta hermandad sevillana en la que acumulo más años de antigüedad.
En mi faceta como profesional dentro del mundo de la artesanía, las vivencias están marcadas principalmente por el sentido de la responsabilidad .Cada detalle, por mínimo que sea, debe de ser cuidado y estudiado detenidamente y ha de tener un sentido y una razón de ser. Todo lo que mueve y rodea la vida de una cofradía gira en torno a Jesús o María, por lo tanto trabajar directamente para una hermandad es estar al servicio de la misma, puesto que es hacerlo también directamente para el Hijo de Dios y la Virgen María. Las sensaciones o sentimientos que se pueden llegar a tener a la hora de realizar un trabajo , desde que se inicia con un proyecto estudiado en consecuencia hasta que se hace la entrega del mismo, en mi caso son siempre las mismas indistintamente de la imagen o hdad al que vaya destinado. Lo que si me gusta es tener siempre encima del bastidor alguna fotografía de la imagen para la que esté trabajando en ese momento.
Aunque en algunas ocasiones también hago labores de vestidor y de asesor o director artístico en algunas hermandades, considero que todo en su justa medida tiene su encanto. Por ello, aunque las vivencias son de lo más bonitas cuando preparas una imagen o diseñas y montas un altar de cultos, estas labores procuro hacerlas excepcionalmente y de forma muy puntual.
Como todo buen costalero (actualmente lo soy de Ntra Sra de la Estrella y lo fui de Mª Stma de los Dolores) creo que mi función principal es la de acercar la imagen al pueblo y hacerlo siempre con elegancia y de forma natural, sin necesidad de alabanzas ni alardes de valentía. Estar debajo de un paso es estar en las entrañas de la gloria, por lo tanto sobran las palabras para explicar lo que se puede llegar a sentir y lo que eso significa.
Si hay una jornada dentro de la semana santa donde más puedo sentir la pasión y en la que estoy pensando todo el año, esa es sin duda la madrugá sevillana. Es una jornada que comienza horas antes de vestir mi túnica de nazareno, cuando me pongo delante de la portentosa imagen del Señor de la Salud que ya preside su maravilloso paso que para mí es una catedral de madera y oro. Es en ese momento cuando siento la necesidad de seguirlo y acompañar a la imagen de Mª Stma de Las Angustias durante las noche mágica.
Bajo el anonimato de ir cubierto por el antifaz de nazareno, en esa jornada afloran los sentimientos más profundos sobre la pasión y la misión redentora del Señor. Sensaciones que me hacen sentirme mejor conmigo mismo y hacen crecer mi fe. Mi antigüedad dentro de la hermandad de Los Gitanos me otorga el privilegio de ocupar uno de los puestos más cercanos al paso de la Stma Virgen. Con solo girarme o darme la vuelta puedo ver esa estampa del cielo que es ver andar a la Virgen de las Angustias. Sensaciones que alcanzan su máxima expresión en el momento que culminamos lo que realmente es una estación de penitencia, que no es otra cosa que efectuar un rezo y un gesto de respeto ante el monumento al Santísimo instalado en la capilla sacramental de la catedral hispalense. Ya solo queda seguir con la procesión de regreso al santuario y empezar otro año en el que………….
Sentimiento de Pasión de Julián Jiménez Martín. Hermano de la Hermandad nazarenos de Jesús Redentor ante Caifas y Nuestra Señora de la Estrella, Hermano de la Cofradía de Nuestra de las Angustias, Devoto de la fevorosa Virgen de Nuestra Señora de la Zarza (Muñana), Hermano de la Cofradia penitencial de Jesús Amarrado a la Columna y Nuestra Señora de los Dolores (Muñana) y apasionado aficionado a la Semana Santa y al Mundo Cofrade
Mi cuaresma... Mi Semana Santa... Mi sueño de un año entero...
la vida cofrade… una pasión que pocas personas llegan a entender pero como digo
yo: solo entiende mi locura quien comparte mi pasión.
Para qué hablar de una cuaresma de 40 días, si puedo hablar
de un año entero cofrade. Mi vida, en sí sola no se rige por la semana santa,
pero puedo decir bien alto y bien orgulloso de ello que es uno de los pilares
fundamentales, que mi año, como dije en la sección “la procesión va por dentro”,
empieza el lunes de pascua y no un 1 de enero.
Todo comienza desde los inicios de mi familia y ligado a una
imagen de gloria, la patrona de mi localidad por parte de madre, Muñana y con
ella Mi Veneración y mi dedicación. Nuestra Señora de la Zarza. Es lo más
grande que puede haber en mí, cada vez que acudo a su ermita, cada día 7 de
cada mes, no puedo de dejar de mirar sus ojos glorioso para perderme en ellos y
ser feliz y rozar el cielo al estar a su lado. Es una veneración de familia, de
herencia y espero que perdure en mí y en mis sucesores durante todas las
generaciones venideras, porque así lo intentare. Cada 7 de septiembre el
corazón me late más fuerte año tras año, porque sé que mi madre me espera en su
ermita para poder pasearla. Y por contrarresto mi pena me inunda el corazón
cada 9 de septiembre cuando la despido entre sollozos y lágrimas al cantarla la
salve.
Pero a parte de mi devoción particular, me debo a una ciudad
y a un respeto grandioso como es la gran semana santa y sentimiento cofrade de
la ciudad amurallada, Ávila. Cada rincón del casco histórico de esta ciudad
creo que esta empapado de este sentimiento que poca gente sabe reconocer. Pasar
por la calle de la muerte y la vida y pensar cómo pueden pasar un paso por ahí,
escuchar una marcha en tu móvil por esa calle e imaginarte el vaivén de las bambalinas
del palio... eso pocas personas puede comprenderme, y doy gracias a dios porque
hay gente que sí que lo hace y lo comparte.
Soy un aficionado como otro cualquiera a la Semana Santa, soy
de aquellos que escuchan en pleno 15 de agosto marchas, se emociona al ver a la
dulce Niña de San Gil en la calle, como este año con el L aniversario de su
coronación canónica, a esto le llamo yo sentimiento cofrade.
Mi ciudad, mi sentido, mis calles, mi olor, mi cielo azul por
ser la capital más alta de la península, mi Jerusalén hispánica, mi amargura, y
mi vida. Cuando aún quedan más de 100 días para la semana santa oímos el
retumbar del amarrado con la procesión a nuestra patrona, todo se va avecinando,
las hermandades ya están en plena elaboración de la nueva semana santa, llega diciembre y con el triduo
a Nuestra Señora de la Esperanza, a la que la debo una gran devoción. Todo
pasa, la navidad, con marchas de fondo como siempre, y comienza el año nuevo
para unos… Me llega mediados de enero y me embalo en la oportunidad de mi vida,
la de sentir la 7 cerviz, el peso del redentor... nervios, muchos nervios, vergüenza,
mucha vergüenza, pero al entrar en la
nave de la Junta de Semana Santa todo se disipa, conozco a nuevas personas, que
se quedan a tu lado para enseñarte, me igualan, Figue me mete en 2ª, al lado de
personas sin igual que te ayudan a que vayas perfecto bajo el palo para evitar
lesiones, pero en 4ª va alguien, bueno algunas personas, una conocida y otra
por desconocer.. Que poco tiempo se convierte en alguien importante. Gracias
amigo por estar ahí y enseñarme un poco más de este precioso mundo. Pasan los
domingos y acudo al triduo de Nuestra Señora de la Estrella, mi primer gran
acto, y por suerte puedo cogerla y admirar su belleza e introducirla en la
parroquia del ICM. Unas semanas después se sucede un gran evento, para mi
inigualable que significaba un nerviosismo inquieto, hablo del Concierto
Estrella- Redentor. Experiencia inigualable
Todo pasa y llega la cuaresma, esos 40 concretos días que
solo haces que pensar en unos días inigualables al año, esa semana en el que da
igual dormir o no dormir, solo quieres estar en la calle para admirar la
belleza de algo único, un marco incomparable, bajo una esfera inalcanzable. La
ciudad de Ávila se engalana para, si más siquiera, poder estar reluciente en
los días de pasión. Esos días que acudes a triduos y traslados, que se
intensifican las marchas en tu música diarias, mas siquiera. Que tu despertar esta
con tu hermandad, o en mi caso mis hermandades, y aunque en la distancia mi
corazón está en la ciudad amurallada y envidio aquellos que pueden estar, aunque
muchas veces se está físicamente pero el corazón no está puesto en esos
titulares de tu vida, de tu ilusión.
Este año me enfrento a una visión distinta, pasajes
distintos, días y emociones distintas, como puede ser el retranqueo o los
nervios antes de llegar a Las Gordillas... pero todo comienza cuando en un
ensayo, no cualquiera, sales por primera vez por la angosta puerta de Las Gordillas,
y subes esa escalera, ya lo sientes, es el esfuerzo que ves desde fuera durante
tantos años y tantas veces has soñado, como hago siempre de meterme debajo de
otros pasos de la semana santa abulense. Soñar por el verde, soñar por la cara
de las lágrimas, por la reina, y sin
desprestigio a nada, soñar, solo soñar, los sueños se hacen realidad.
Te llega el triduo, en estos días, de tu titular, Jesus
Redentor Ante Caifas. Cinco días de emoción, de traslado, de verle frente a frente y descubrir un detalle en su ojo
izquierdo, un ojo lloroso, llora por lo que se avecina, llora por un
enjuiciamiento injusto, por que va a morir, pero también llora por la alegría
de que resucitara y terminara por sentarse a la derecha del padre. Los días
pasan y me centro en la tarde del segundo sábado de cuaresma, acudo a la santa
para la salida del misterio del amarrado, la vista preelimiar de la semana
grande, te inundan las marchas, bendición, mi reino, camino del cielo, esas que
oyes en cada ensayo de un altavoz por fin las oyes de la banda que pondrá la
música a cada paso de tu estación de penitencia. Mas tarde acudo al tercer dia
del triduo de Mi Señor. Ahí esta poderoso en su altar, a su izquierda su juez,
su condena enrollada en un papiro, como si del mismo demonio se tratara Caifas
lo mira con gesto de maldad pero a la vez con realísimo a lo que representa,
pero no me fijo en el mal, me fijo en dos iconos.. blanco y azul con broche de plata y plata en
relicario. Dos de los elementos que mas tarde pasaran a rozar mi piel, Juro
como hermano de la Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesus Redentor ante
Caifás y Nuestra Señora de la Estrella, algo te inunda y te dice que perteneces
más que a una cofradía o hermandad, es
algo más, algo más grande que nadie sabe explicar. El domingo en función
principal acudo a besar los pies de mi señor, pero por el gran respeto que le
tengo, y mi corazón y cabeza lo saben, no llego a rozar, me quedo a escasos
centímetros de su pie, por respeto y divinidad. Aquí es donde se ve que mis
titulares están por encima de todo, si cada vez que entras en su casa lo
primero y sin mediar palabra acudes a sus plantas para poder fijarte en su
mirada de reyes de todo, te dejas proteger y te dejas llevar.
El viernes de dolores, han pasado todas las circunstancias,
llevas mirando el tiempo dos semanas para que no te llueva, has ayudado en lo
que has podido en el montaje de pasos de cualquier hermandad y te has movido por
toda la ciudad en el recorrido de tu hermandad, cofradía o patronato... llegan,
ahí están... 9 días para ser feliz y alcanzar como se dice, la gloria.
Viernes de dolores y sábado de pasión son vísperas pero
intensas igual que otro día de la semana grande, domingo, domingo de ramos,
toca un poco de palmas y pueblo, con mi cofradía de pueblo, mi Cofradía de Jesús
amarrado a la Columna y Nuestra señora de los Dolores, que los niños ese
domingo de estreno sacan a una pequeña talla de una borriquilla y cuando llego
a Ávila me digo, ya está, estamos inmersos.
Pasan las horas y por primera vez me dirigiré
a ver al Redentor, pero no a verle la cara sino a sentirle, a sentir su peso,
su vaivén, a ser los pies del barco, pero no de un barco de la mar, sino del
barco del juicio ante el salvador del mundo. Detrás de Él viene la Estrella que
lo guía todo, la vida y dulcera de un barrio y de una parroquia, la luz que
guía un camino... con todo ello y con Medinaceli y María Magdalena llega el
miércoles, el día del azul y blanco, del blanco pureza y del azul zafiro, de
Angustias, Agonía y Arrodillamiento.
Llega el día de escalar el Gólgota de Ávila,
de subir al rastro detrás del cristo que desde bien pequeño llevo en mi alma,
delante de las angustias de mi vida y de los 7 puñales de su pecho clavados en
mi corazón. El resto de semana, pasa por la localidad de mi infancia, mi pueblo,
mi vida, mis progenitores, mi familia y mi virgencita de la Zarza. Allí me
dirijo a sacar a nuestra señora de los dolores, bajo palio acompañando a su
hijo en el caminar por el pueblo, por las calles empinadas, para pasar el
recogimiento de unos días que alentados por los desfiles te hace recordar de
quien y de dónde vienes, cuáles son tus recuerdos, tu pasado tu presente y
ojala tu futuro. Con la llegada del Domingo concluye el año de esperanzas,
ilusiones, estrella y vida, de sentimiento y de pasión y de esperar otros 365
días para poder ver a las imágenes en la calle, para que la vida y la mente se
personifiquen por las calles empedradas de la ciudad. De pensar y de hacerte
ilusiones de cómo será la Semana de Gloria del siguiente año, si podré sacar a
Mi Angustias a hombros y poder sentir su peso y su dolor en mi corazón.
Gracias a Fervor de Muralla por darme la oportunidad de poder
explicar para mí la mayor pasión de mi vida.
Mi Semana Santa... Mi Cuaresma... Mi Sentimiento... Mi
pasión.
Sentimiento de Pasión de Mª del Carmen Formoso San Segundo (Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de nazarenos de Jesús Redentor ante Caifás y Nuestra Señora de la Estrella de Ávila)
Semana
Santa, olor a incienso, amor cofrade, penitente, nazareno, costalero. Semana
Santa, dolor del alma, pasión de Dios, dolor inmenso de la Madre. Semana Santa,
pecado humano, perdón de Dios, oración del cristiano.
Desde estas páginas cofrades me han
invitado a que comparta con todos y cada uno de vosotros una reflexión interna
de lo que es para mí la Semana Santa. Tarea difícil y a la vez muy sencilla
La
Semana Santa es para mí un sentimiento permanente, una devoción continua, un
fervor que me inunda en cualquier fecha pero que sin duda se hace más fuerte
cuando recibo la unción de ceniza en mi frente y sé que ya ha comenzado la
cuaresma. Cuarenta días que nos preparan para la llegada de la Pascual, que nos
anuncian que pronto celebraremos la muerte y resurrección de nuestro señor
Jesucristo. Pero también son cuarenta días que nos llevan “A la Gloria”.
La
Semana Santa siempre ha estado presente en mi casa, en mi familia, en mi
entorno. No es que fuera una familia muy cofrade pero la Semana Santa sí que se
vivía de forma especial, ya fuera por creencias religiosas o por tradición.
Desde pequeña veía las procesiones, tanto las de Ávila como las de otras
ciudades en las que he vivido, iba a los oficios con mi madre, respetaba el
ayuno, hacía oración en el colegio y en casa, y por supuesto eran días de
acordarnos de los más necesitados con la limosna. Pero no fue hasta hace unos
diez años todo dio un cambio importante y la Semana Santa se convirtió en uno
de los motores de mi vida. Hace diez años nace la Hermandad de La Estrella y me
convierto, casi por casualidad, en una de las personas que intervino en el
nacimiento y puesta en marcha de esa nueva Hermanad.
Hermandad
que nace desde la ilusión, desde el más profundo sentimiento cofrade, desde el
sueño de unos jóvenes que querían ser parte de la Semana Santa de su ciudad. Y
nace al abrigo de la devoción a Nuestro Señor Jesús Redentor y a Nuestra Señora
de La Estrella. Devoción al Señor, que por su redención fuimos salvados todos
los hombres, y devoción a su Madre, en su inmenso dolor por la pérdida de su
hijo. La Hermandad de la Estrella me lo ha dado todo, aunque a veces me ha
quitado mucho.
Dos
son mis Hermandades, dos son mis amores cofrades y tres mis devociones, mi
Hermandad de La Estrella de Ávila y mi Hermandad del Cachorro de Sevilla. Entre
esos amores y desvelos, puedo resumir mis sentimientos por la Semana Santa. Dos
Hermandades, dos tradiciones, dos ciudades, dos formas de vivir la Semana
Santa, pero un solo sentimiento: el amor a Dios.
Mi
Señor Jesús Redentor es mi fortaleza y mi tesón, es esa mirada que me dice que
puedo seguir aunque las dificultades me ahoguen, es la constancia, la
perseverancia. Porque cuando estoy a su lado y elevo a él mi oración me siento
capaz de todo y sé que a su lado todo es posible. Mi Señora de La Estrella es
mi luz, la que me guía, es mi refugio, mi cobijo, es mi abrigo. En su seno me
siento como una niña en los brazos de su madre, porque su dolor de madre es mi
dolor como hija, porque su inmaculada concepción me recuerda que está libre de
pecado por la gracia de Dios y por eso es la Estrella que me guía en mi camino
de pecado. Mi Cristo de la Expiración, mi Cachorro, ese último suspiro, es el
aliento de la vida eterna, es el camino a la resurrección, es el camino a Dios,
es la salvación de los hombres.
Son
muchos los sentimientos que se producen durante todos los días previos a nuestra
Estación de Penitencia del martes santo. Los nervios son constantes y parecen
formar parte de tu día a día; las reuniones, los ensayos de los costaleros, la
preparación de los hábitos con los hermanos, la elección de las flores con
Fran, la celebración de los Triduos, la jura de hermanos e imposición de
medallas, etc. En pocas palabras, el sentimiento de responsabilidad porque todo
salga bien, porque nada falle, porque la gente disfrute de lo que muestras en
la calle, que no es más que un Catecismo viviente, son tus Sagrados Titulares en
comunión con la gente.
La
Semana Santa está llena de muchos momentos y sentimientos, momentos que son creados
por todas las Hermandades, Cofradías y Patronatos de Ávila, cada una con sus
características y particularidades, cada una de ellas creando en ti un
sentimiento diferente y único. Todas y cada una de ellas formamos parte de un
gran sentimiento cofrade. Sentimiento que es palpable desde el Viernes de
Dolores hasta el Domingo de Resurrección.
Seguramente
si preguntamos a cada uno de los hermanos de La Estrella seguro que cada uno de
ellos te describiría un momento concreto que crea en él un sentimiento único. El
nazareno, el costalero, la madrina, el penitente, el monaguillo, todos ellos lo
viven de una forma muy personal. Pero sin duda, yo personalmente me quedo con
un momento, con un lapso de tiempo que solo dura unos minutos y que crea en mí
el más intenso sentimiento. Momento que sólo dos personas, el Diputado Mayor de
Gobierno y yo, podemos disfrutar y vivir el día de la Estación de Penitencia y
es el momento de bajar las escaleras laterales de Las Gordillas entre la
expectación de la gente, que se agolpa en las inmediaciones, y golpear tres
veces con el martillo el portón. Tras esta llamada se abren las puertas del
Templo para que la Hermandad de La Estrella otro Martes Santo salga a la calle.
Sentimiento de Pasión de Francisco López Serrano ( vocal de la Junta de Semana Santa, vestidor de Ntra. Sra.
de la Estrella y comisionado del Cristo de la Ilusión)
Mi Cuaresma…
Mi relación con las cofradías viene desde unos días después
de nacer, ya que fui a parar a una familia cofrade.
Mi abuelo fue presidente del Ilustre Patronato de la
Santísima Trinidad y Ntra. Sra. de las Vacas en varias ocasiones y en ese
momento era vicepresidente por lo que tardó muy poco en dejarme esta bonita
herencia.
Curiosamente como sabéis el Patronato de las Vacas era solo
de gloria hasta el año 1988, por lo que justo unos meses después de nacer pude
asistir el 24 de abril de ese año a la bendición del Stmo. Cristo de la
Ilusión, quedando ya ligado a la Semana Santa hasta el momento.
Además de hermano de las Vacas me he ido haciendo a lo largo
de los años de otras cofradías, en concreto del Patronato de Ntra. Sra. de
Sonsoles, de la Hermandad de la Estrella, del Patronato de Santa Teresa de
Jesús, del Patronato de la Santa Vera Cruz y de la Hermandad de la Macarena de
Sevilla.
Mi cuaresma la componen de alguna manera todas las cofradías
de la ciudad, ya que me gusta ir siempre que puedo a todos los cultos de las
hermandades porque me parece muy interesante que participemos, acompañemos a
los hermanos de la hermandad organizadora y además aprendamos a valorar el
trabajo que encierra cualquier culto que se celebre.
Aunque la Semana Santa se vive y se prepara todo el año, es a
partir del Miércoles de Ceniza cuando se puede notar su presencia casi a
diario.
Los domingos se convierten en un día especial, ya que toca
ponerse el costal y meterse debajo del paso de misterio de la Estrella. Ahí
además de sentir la Semana de Pasión intercambias opiniones sobre cofradías, se
dan ideas para beneficiar a la hermandad, se hace “grupo”-
En realidad para un cofrade se convierte en especial
cualquier día de la semana en el que tienes que desempeñar alguna tarea como limpiar
los enseres, montar pasos, reunirte para preparar la estación de penitencia o
simplemente juntarte con otros cofrades para hablar de esta pasión, ya que la
Semana Santa es una forma de vida en la que todo el año tienes presente esa
semana y sabes que el esfuerzo que se haga se va a ver más que recompensado
cuando veas a tu Cristo o a tu Virgen en la calle.
La Cuaresma dicen que dura 40 días pero parece que sólo son
horas y de pronto me veo subido en el paso de palio de la Estrella
enfrentándome a lo más especial que hago en estos días, que es vestirla. Es un
momento en el que tienes que centrarte en lo que vas a hacer porque sabes que
aunque la Virgen ya es guapa tú tienes que hacer que lo esté aún más si cabe.
Los días previos suelo recibir un gran número de sugerencias y fotos de cómo le
gusta a la gente que este vestida pero también recibo peticiones más
importantes que tengo que hacer llegar a la Virgen de primera mano para que
ella como buena Madre interceda.
En esos días, mejor dicho, horas previas a la gran Semana me
multiplico para intentar estar en todos los sitios posibles para no perderme
nada.
El jueves previo llega el examen final con el retranqueo de
los pasos de la Estrella; todo tiene que estar en su sitio perfectamente
colocado y sujeto.
Sin poder parar el ritmo frenético de las vísperas me veo
montando el paso del Cristo de la Ilusión y dando los últimos retoques.
El montaje de pasos de la Vera Cruz es un lujo siempre; ya
que es la ocasión que solo tienen unos pocos de contemplar de cerca la
categoría de tallas centenarias que unos días después se convierten en la
pasión de Cristo en la calle.
De nuevo me divido para estar en dos de mis cofradías casi a
la vez. Ya solo queda pasar unas cuantas horas colocando las flores en los
pasos y está todo listo.
Una vez más llega el momento. Todos llevamos días mirando al
cielo para que no haya ni una nube y el Lunes Santo ya es una realidad. En la
plaza de las Vacas como os podréis imaginar se sitúa mi primer recuerdo cofrade
cuando con 3 años mi abuela y mi madre me ponían la túnica que me habían hecho
para acompañar a mi Cristo, al vecino que todos están esperando, a la Ilusión
de un barrio, al hijo de la Virgen de las Vacas que le despide desde su ermita
para saludarle un rato después hecha Esperanza.
Es mi gran momento .
Pero si el lunes miro al cielo el martes no puede ser menos;
ese día solo puede haber una Estrella.
Cuando mis zapatillas pisan el suelo de la puerta de las
Gordillas junto a las otras de mis 39 compañeros del paso de Jesús Redentor ya
sólo queda que se arrodillen otros 30 hombres, 30 costaleros del palio de la
Estrella y en ese momento se habrán cumplido los sueños de un gran número de
personas, muchas de ellas muy jóvenes que han trabajado durante meses para
llegar hasta ahí.
La semana no ha hecho más que empezar y se cuentan por
decenas los momentos para enmarcar que regala nuestra Semana de Pasión y
sobretodo si tenemos en cuenta el grandísimo esfuerzo que han hecho cientos de
personas para que todo eso sea una realidad.
La Paz que derrama la Virgen al mirar a su hijo de los
Afligidos, el trabajo de los Estudiantes ganándose su sitio en la Pasión
Abulense, las ganas y la ilusión de los Niños que acompañan al Señor y a la
Virgen de los Infantes, el señorío de Jesús de Medinaceli al pie de la muralla,
la Magdalena por la Muerte y la Vida, las Angustias subiendo al Rastro con todo
su barrio, el Cristo de las Batallas repartiendo magia por cualquier sitio que
pase, el imponente Cristo de los Ajusticiados a hombros por la mañana y en el
espectacular paso de oro por la noche, el andar firme del Santo Sepulcro , la
elegancia del luto con la Soledad o la explosión de alegría en los ojos de la
Virgen del Buen Suceso el Domingo de Resurreción son sólo algunos de los
momentos que nos quedan por vivir en unos días.
Feliz Cuaresma.
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