martes, 17 de mayo de 2016

LAS VACAS LUCIÓ COMO EL SOL ENTRE LA LLUVIA

Tras la jornada del sábado, un año mas el barrio continuo con la tradición. Era un día especial, ese segundo domingo de mayo que todos esperamos. Pero este año, era el gran día, el momento en que la Virgen saliera coronada en el día de su fiesta. La lluvia fue la gran protagonista, que desde primera hora caía de manera abundante. Esto no impidió que la Virgen saliera a las calles de Ávila. Nuestra Señora de las Vacas nunca se queda en casa aunque llueva. El pueblo de Ávila la acompaño desde su salida, arropándola en cada paso que daba. Las paradas habituales se daban cita, Hospital Provincial, Monasterio de Santo Tomás...Era el momento de empezar a subir las cuestas de Ávila que llevarían hasta el Convento de San José donde Las Madres la recibieron con cantos en su estancia en la iglesia. La ermita del Humilladero se engalanaba de forma especial, el Cristo de los Ajusticiados parecía mirar a la Madre que como cada año visita su casa. Los mozos de la Ascensión esperaban que la Reina de las Vacas llegara a su barrio, para que como manda la tradición la paseen por su barrio, mientras que los mozos de las Vacas esperan su momento. El Convento de la Encarnación, la Iglesia de San Martin y la Ermita de la Virgen de la Cabeza fueron las paradas que continuó haciendo la Virgen en su caminar. La ronda de la muralla estaba repleta de gente, los mozos vaqueros a la espera de poder coger a su madre, pero la lluvia cesó. No podía haber parado en otro momento mas oportuno. Nuestra Señora de las Vacas llegaba a hombros de los Mozos de la Ascensión para entregarla de nuevo a los Vaqueros. El pueblo quería ver a la Madre, no podía bailar con el chubasquero, puesto. Así de esa forma entre las aclamaciones, uno de los mozos tuvo la suerte de despojar del plástico a la Virgen para que luciera con todo su esplendor. 
Y llego el momento, el reloj se para a los pies de la Muralla, cuatro afortunados son los que van a bailar con su Madre. Cuatro mozos al ritmo del Gato Montés esperaban con alegría el instante de cogerla. Cantos y palmas, el júbilo se junta con la tradición. Que bonito te bailan Madre. Que bonito ver tu sonrisa, cuando suena la música, parece que te cambia la cara. Un año esperando ver ese pasodoble que este año era especial, era: El Pasodoble. Que suerte la de esos cuatro mozos que te llevaron, que fueron tus pies durante el baile, que supieron hacer de ese momento uno de los mas grandes y emotivos. Ver como una ciudad te acompaña y arropa, que te sigue en tu caminar. 
Pasado el pasodoble, era la hora de continuar hasta San Esteban para saludar a la Virgen del Consuelo. La Hermandad de la Esperanza te esperaba bajo su arco, para acompañarte hasta la iglesia de San Juan para que tu gente y Tú descansáramos hasta la tarde. 
El recorrido de vuelta marcó la alegría cuando el sol salió. No quería perderse tu día. Convento de la Santa, Iglesia de San Pedro, Convento de Gracia, las paradas se alternaban en tu camino. Pero Tú querías llegar a casa, querías estar en tu barrio, el que nunca te abandona. Saludar balcón a balcón por las calles de la barriada, sentir como el ritmo del pasodoble te inunda las venas. Tu gente te aclama a tu paso te tiran pétalos de flores, te llaman guapa, porque en verdad, lo eres. Pero la lluvia quiso volver a aparecer, pero no era lluvia, como el día anterior, los que allá arriban están bajo tu manto lloraban de la alegría de verte pasear, de como tus mozos son tu mayor gozo. No impidió que ellos te llevarán por todas las casas como de costumbre, no podían impedir que este año no saludarás a tu gente. En estos momento es donde se ve la verdadera devoción que se tiene a la Reina de las Vacas. Empapados por la lluvia el pueblo siguió a tu lado, hasta que al ritmo de palmas entrarás en tu casa.  Ya colocada en tu lugar, la Salve hizo callar a toda la Ermita. Un canto unísono, un rezo, una peglaría, decenas de ojos mirándote, dando las gracias por poder verte un año más. La salve de tu día, día, que tu gente te canta con el corazón, acordándose en su mente, de aquellos que te la cantaron otras veces y que ya no están.
Virgen de las Vacas a tu lado hemos vivido una jornada que perdurará en nuestra memoria para siempre. Los que hemos estado a tu lado no podemos explicar como ha pasado todo, no tenemos palabras de agradecimiento hacia tí. Virgen de las Vacas, eres Madre y eres Reina. La que en momento de adversidad esta junto a nosotros. Ávila te lleva en su memoria, pero  Tu lleva a cada abulense en tu corazón.







































































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